Berenice

Berenice está situada en la Costa del Mar Rojo, en el último de los rincones explorables de Egipto, tan cerca de la frontera con Sudán que probablemente los militares no te dejarán ir mucho más allá hacia el Sur.

Esta localización hasta la fecha le ha valido el más absoluto desconocimiento por parte del viajero occidental, y hasta del propio viajero Egipcio, con lo que se ha mantenido durante mucho tiempo como uno de los pocos paraísos vírgenes de la costa del Mar Rojo en Egipto.

A finales de 2019, en un intento de desarrollar la región, se ha inaugurado en ella un aeropuerto internacional, ahora mismo prácticamente fantasma, aunque es posible que pronto cambie el curso de los acontecimientos y convierta este tranquilo pueblo de pescadores en un lugar más comercial y enfocado al turista vacacional. Ahora es el momento de visitar Berenice, antes de que se pierda todo este encanto.

Berenice posee unos encantos naturales nada habituales en Egipto, con un paisaje desértico que se convierte paulatinamente en una especie de pre-sabana y una costa de arena blanca con bosques de palmeras, cuevas, pequeños lagos interiores y bahías totalmente salvajes. El lugar es perfecto para relajarte en todos los sentidos, pues prácticamente no hay nada más que el paisaje y algunas casas. Si lo deseas, es un lugar muy bello para realizar buceo también, con los arrecifes totalmente intactos.

Parte del territorio de Berenice se encuentra en el Wadi Gemal National Park, uno de los Parques Nacional más espectaculares de Egipto, con paisajes tremendamente diversos, posibles trekkings a camello o noches bajo las estrellas en algún enclave beduino, así como opciones para visitar los vestigios de la minería de oro, esmeraldas y piedras preciosas que han quedado en la región.

Desde Berenice puedes visitar también el mausoleo del Sufi Sheikh Sayyed el Shazli, que deseo ser enterrado en un lugar donde nadie pudiera encontrarlo y por eso esta aquí en medio de la nada, en un valle olvidado a muchos kilómetros de ningún lugar habitado.

Finalmente, según sea la situación de seguridad del momento, es casi una obligación descender hasta la frontera de Sudán para visitar el Shalateen Market, uno de los mayores mercados de camellos donde los pastores nómadas sudaneses se acercan para vender sus camellos a los comerciantes egipcios, ya sea para la industria del turismo o simplemente para obtener carne para comer. Un lugar remoto, auténtico y lleno de magia africana.